La Alianza, experiencia de comunión (2)

Dios convive con la humanidad para salvarla

 

La Alianza es un pacto de amor y fidelidad mutua entre Dios y el pueblo. En todas las alianzas bíblicas es Dios quien desde su libertad llama al hombre y toma la iniciativa del encuentro. “Al revelarse a mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y amarle, más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas” (Catecismo de la Iglesia, 52).

 

La historia de las Alianzas de Dios con el hombre presenta unas características que se repiten constantemente:

1) La iniciativa siempre es de Dios;

2) El pueblo no siempre es fiel y se olvida de Dios;

3) Dios siempre suscita mediadores para ayudar al pueblo a convertirse;

4) Dios ratifica siempre una nueva alianza.

 

Así lo podemos ver a lo largo de la Historia de la Salvación. En la creación hay una alianza original de Dios con Adán y Eva, que rota por el pecado humano es restablecida con Noé y su descendencia: “Creced, multiplicaos y llenad la tierra(Gn 9,1). Pero los hombres una y otra vez queriendo ser como Dios, y construyendo su torre de Babel, se alejaron de Él. No obstante, Dios no cesa de llevar adelante su plan de salvación y llama a Abrahán para iniciar un nuevo pueblo: “De ti haré una gran nación y te bendeciré (Gn 12,2). El pueblo hebreo, descendiente de Abrahán y liberado de la opresión egipcia, por medio de Moisés hace una nueva alianza en el monte Sinaí. Tras la travesía del desierto y asentados en la tierra prometida, Dios para dar seguridad al pueblo hace una promesa al rey David: “Yo se para él padre y él será para hijo (2 Sam 7,14). El pueblo sin embargo, sintiéndose seguro por la protección de Dios, termina rindiéndole un culto rutinario, interesado, externo y sin vida.  Los profetas anuncian una nueva y definitiva alianza basada en la conversión del corazón: “Pondré mi Ley en su coran” (Jer 31,33).

 

En Jesús Dios se encarna en la historia.  En Jesús se da la nueva, plena y definitiva alianza pues en Él se unen Dios y la humanidad. Jesús es la última Palabra de Dios al hombre en su oferta de salvación: Muchas veces y de muchos modos habló Dios a nuestros padres por los profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo (Heb 1,1). Es una “Alianza Nueva porque quienes formen parte del Pueblo de Dios lo harán con un corazón nuevo fortalecidos con su Espíritu Santo. Se trata de un Nuevo Pueblo al que están llamados todos los hombres de todas las razas, lenguas y culturas.

 

La Iglesia de Jesús, Pueblo Nuevo de Dios, es una experiencia de Alianza, en su doble vertiente vertical y horizontal, de comunión con Dios y con los hermanos.

1) Vive en comunión encontrándose con Dios en la oración, en la escucha atenta de su Palabra y celebrando en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, su amor eterno; amor manifestado en la entrega de Jesús muerto y resucitado, cuyo Cuerpo entregado y Sangre derramada son el sello de la Nueva y Eterna Alianza

2) Vive en comunión con los hombres cuando los ama y los sirve como hermanos; cuando ve el rostro de Dios en todo ser humano, especialmente en los más necesitados, contribuyendo así a que el mundo se transforme en el Reino de Dios.

 

Aceptar vivir la Nueva Alianza, la comunión con Dios y con los hermanos en Jesucristo, es una opción que nos enriquece, pues en ese amor y fidelidad experimentamos en el aquí y ahora lo que es ya nuestra salvación y felicidad plena.

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