DIOS SE NOS REVELA (I)

      1 Muchos aseguran que han recibido “revelaciones”

Hay personas que afirman haber recibido revelaciones de Dios, de los santos, y hasta de los difuntos. Algunos se atreven a dar mensajes a otras personas aduciendo que Dios se los ha comunicado. Se ha comprobado que muchas veces esas supuestas revelaciones son falsas e inclusive es una forma de querer manipular a los demás con semejantes afirmaciones. ¿A quién podemos creer?

Se conocen, también, “revelaciones privadas” de personas muy serias o de reconocida santidad en la Iglesia… ¿Podemos considerar tales revelaciones como parte de la fe de la Iglesia?

2.     2. La Revelación de Dios

Las obras que Dios ha hecho nos revelan a su Creador. Con base en esta afirmación, podemos decir que estamos conociendo a Dios a partir de la razón natural. Pero existe otro conocimiento que la persona no puede de ningún modo alcanzar si Dios mismo no se lo revela. Toda la historia bíblica está fundamentada en la Revelación de Dios a su Pueblo y a la humanidad. El Dios de la Biblia es un Dios que se comunica, que sale al encuentro del ser humano. Lo hace libremente, revelando su misterio, su designio amoroso. Responde plenamente a las cuestiones que los seres humanos no planteamos acerca del sentido y finalidad de nuestra vida.

La Palabra “revelación” significa “quitar el velo”; es decir, descubrir algo que estaba oculto, sin conocerse. Es lo que Dios hace, por amor a su Pueblo, respecto a sí mismo y a sus proyectos. Mediante obras y palabras se va comunicando en la historia del pueblo de manera gradual. Dios, con su pedagogía divina, se comunica como un padre que, educando a su hijo progresivamente lo prepara por etapas. De esta manera, Dios nos hizo capaces de acoger la Revelación, de responderle, de conocerlo y amarlo.

3.     


3. Dios se nos revela por la creación

El libro de la Sabiduría (13,1-2) delata a las personas que “han mirado las obras y no han conocido al Artesano”. Porque la inteligencia de las personas está hecha para descubrir a Dios que se revela a través de ellas. En efecto, por las obras de la creación Dios nos da testimonio de sí mismo, de su amor, poder y belleza. El apóstol Pablo escribe así a los Romanos (1,20): “Y es que lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad se ha hecho visible desde la creación del mundo, por medio de las cosas creadas”.

El Concilio Vaticano II, en su Constitución “Dei Verbum” (N.º 3), afirma que: Dios, creando y conservando el universo por su Palabra ofrece a los hombres en la creación testimonio se sí mismo…

Por otra parte, Dios creó al ser humano a “su imagen y semejanza” y se manifestó a él. Le habló, y después de su caída, le prometió la salvación y le ofreció una Alianza. Lo invitó a vivir una comunión íntima con Él, haciéndolo partícipe de su propia vida.

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